5 de mayo de 2013
Negocios
Empresa encuentra un mercado mundial para el producto de su proceso de reciclaje En Puerto Rico se ha generalizado la falsa creencia que el
“'styrofoam” no se recicla. Pero con el programa “Yo reciclo”, Liz M.
Howell y su esposo, Fernando Colón, se han dado a la tarea de acabar con
ese mito.
Liz M. Howell siempre anheló hacer algo diferente por el ambiente. “Yo soy científica ambiental y veía que el reciclaje en Puerto Rico estaba rezagado”, sostuvo. Con una inversión inicial de $15,000 para comprar una máquina pequeña, iniciaron el programa Yo Reciclo, adscrito a su compañía Jirah General Contractors & Consulting. Su sede está localizada en el barrio Bairoa, sector Guasábara, detrás del concesionario Caguas Expressway Motors. El 28 de marzo de 2012 completaron los permisos de la Junta de Calidad Ambiental y de la Administración de Desperdicios Solidos, para convertirse en la única compañía en Puerto Rico certificada como reciclador de styrofoam. Además, son distribuidores exclusivos para Puerto Rico y el Caribe de las máquinas densificadoras de foam Recycle Tech. “El styrofoam es un material de difícil manejo, los vertederos no lo quieren, ya que toma 500 años en descomponerse”, dijo Howell e indicó que, al presente, tiene capacidad para procesar hasta 400 libras por hora. La tecnología novedosa que utilizan tritura y calienta el material, que entonces libera la burbuja de aire en el plástico y se disminuye en tamaño hasta 90 veces. Una vez procesado, exportan el material a países como China, Japón, Corea y Estados Unidos. Howell indicó que el material es muy procurado en los mercados internacionales, ya que se usa para elaborar juguetes, carcasas de teléfonos celulares, suelas de zapatos, tiestos, marcos de fotos, piezas de automóviles y otros productos. “Hay un buen mercado para este material, incluso en China no se cuenta con la cantidad de materia prima necesaria para suplir la demanda de los productos que reciben”, dijo Howell. Entre los clientes actuales de Yo reciclo hay industrias, comercios, y constructores. Por recoger el material, cobran una tarifa menor al costo que tendría para el cliente disponerlo en un vertedero. También hacen contratos con empresas que les compran el equipo para que Yo reciclo a su vez les compre el material procesado por libra. Colón, un ingeniero mecánico de 35 años de edad, trabaja el área operacional, de servicio a equipos y de clientes, mientras que Howell trabaja lo relacionado a ventas, mercadeo y educación ambiental. Por otro lado, tras un año de operación y de allanar el camino, la empresaria indicó que ha surgido un mercado ilegal, ya que hay compañías que dicen reciclar el foam, pero sin contar con el permiso correspondiente. Apoyo municipal La pareja laboraba con el municipio de Caguas cuando decidieron iniciar el negocio. A través del Centro de Pequeñas Empresas y Tecnología (SBTDC) y de las dependencias de la Ciudad Criolla dirigidas a fomentar el empresarismo, la científica ambiental dijo que recibieron apoyo y dirección para definir la idea, preparar el plan de negocio y hacer la presentación al banco. Además, Howell, de 33 años, tomó cursos sobre exportación en la Universidad del Turabo “donde te dan de la A a la Z de lo que una empresa debe hacer para exportar”. La empresa Jirah fue parte del grupo de los primeros siete decretos emitidos bajo el Código de Incentivos de Desarrollo Socioeconómico de Caguas. El municipio informó que la empresa ha comprometido una nueva inversión para el primer año del decreto de $77,000. Según datos provistos por el ayuntamiento, la empresa exporta más de 40,000 lbs al año. Por Andrea Martínez / amartinez@elnuevodia.com |